El Pontífice destacó que la política, "cuando es ejercida con honestidad, justicia y búsqueda del bien común, se convierte en una de las formas más altas de caridad y puede ser un instrumento fundamental para la construcción de la paz".
Durante su encuentro con delegaciones provenientes de más de 60 países en el Aula de las Bendiciones, el Santo Padre subrayó la responsabilidad de promover y proteger el bien común, especialmente defendiendo a los más vulnerables.
En un llamado contundente, el Papa instó a trabajar para "superar la inaceptable desproporción entre la inmensa riqueza concentrada en manos de unos pocos y la pobreza de tantas personas en el mundo". Observó que quienes viven en condiciones extremas "claman para que se escuche su voz, y a menudo no encuentran oídos dispuestos a oír su súplica", y advirtió que este desequilibrio genera "situaciones de injusticia persistente, que fácilmente conducen a la violencia y, tarde o temprano, a la tragedia de la guerra". Por el contrario, explicó que "la política sana, al promover una distribución equitativa de los recursos, puede ofrecer un servicio eficaz a la armonía y a la paz, tanto a nivel nacional como internacional".