El exmandatario compareció ante una audiencia de control de detención y recibió las visitas de sus abogados, médicos y de su esposa, Michelle Bolsonaro, quien llegó a la sede policial vestida de negro y con lentes de sol, estuvo dos horas y se marchó sin dar declaraciones.
El capitán retirado del Ejército, condenado a 27 años de cárcel por golpismo, se dejó ver durante unos instantes en la entrada de la superintendencia para despedirse de su mujer, aunque en ningún momento salió del edificio.
En la sesión de control se sometió a las preguntas de una jueza auxiliar del magistrado del Supremo Alexandre de Moraes, relator del proceso por golpismo y quien ordenó su ingreso en prisión preventiva la mañana del sábado.