Milei y sus ministros y secretarios acusan a la oposición, más allá de las causas, de atentar contra el plan fiscal. Y si bien ya se adelantaron a anunciar vetos, saben que necesitarán de los apoyos de esos gobernadores en el Congreso para sostenerlos una vez emitidos.
En el Senado están aún más complicados que en Diputados, no sólo por las proporciones, sino por la pésima relación que mantienen con la mandamás de la Cámara alta, Victoria Villarruel. Ayer temían que la oposición logre avanzar con una nueva convocatoria a una sesión especial, porque la decisión, en última instancia, que corresponde a la vicepresidenta y titular de la Cámara alta. Si se realiza, los opositores podrían obtener el visto bueno no sólo para la automatización del giro a provincias de los ATN, la eliminación de fondos y la modificación de asignaciones del impuesto a los combustibles para la redistribución hacia los distritos, sino que podrían agregar otros temas urticantes para los libertarios.
De todas formas, aunque conciliadores, en Gobierno intentan no mostrarse apurados para negociar. “Ya nos vamos a volver a sentar”, dijeron, confiados.